1.2.11

cuanta plata necesitas?

para despertarte y recordar los sueños,
para mirar a tu padre a los ojos,
para que te quiera tu perro,
para no perderse otro atardecer,
para escribir en el borde de los libros o de los asientos,
para estar en silencio,
para contar los minutos antes de lo que más te guste hacer,
para trepar a un árbol,
para llamar a un amigo,
para reservar un espacio en su corazón,
para que no se te olviden las cosas,
para usar tu imaginación,
para pasear y mirar todas las cosas sintiendo que tal vez el placer mayor sea simplemente mirarlas y seguir,
para comprar una verdad,


cuanta plata necesitas?

alguna soledad que declarar?

Una amiga vuelve de Miami. 
Nos relata lo bien que funciona todo, la limpieza, la seguridad y el orden que exhalan sus calles. 
No hace falta que nos recuerde el caos, los baches y la cara de sota de los policías que nos deberían cuidar aca. 
Alguién recuerda esa frase: Este es un país afectivo, no efectivo. 
En ese momento nuestra amiga se queda mirando a lo lejos y dice: soledad. Allá hay mucha soledad.
Acto seguido nos cuenta como perdió las llaves de su bóveda familiar, mientras estaba sentada adentro de la misma! Como le pidió al policía que no cerrase la puerta del cementerio, que se iba a tomar un taxi corriendo para buscar una copia de la llave y volver. Que el cana le dijo: vaya nomas que yo la espero, que eso no existe en los estados unidos!, que se tomó el taxi, que le contó la historia al tachero, que el tachero le dijo que el venía de una familia pudiente, que tenían seis -seis!!?? le dijo ella- bóvedas en la recoleta, que hace cuanto manejaba el taxi, que hace cinco meses, que había puesto un restaurant en bariloche y se había fundido, que había que remar, que me espere que busco la llave, que vuelta a la Recoleta, gracias señor policía y viva este país en el que también existe la soledad.

solo una.



Una misma idea llevo a Colón, a los dueños de Laika, a la pelota que se comieron los ingleses en el 86. Solo una idea. Tal vez eso es lo que nos falta tener. Ser infinitamente valientes y quedarnos solo con una idea, aunque esa idea sea la de tocar todas las puertas y descubrir las mujeres que las aguardan. Tocar sus corazones, el pulmón de la manzana, el zaguán, el ala del sombrero sin la pinta de gardel, cualquier cosa que entre en ese laberinto que es la mente.
Poner una flor en cada esquina y esperar que crezca.

Memoria corta

¿Porque será que siempre nos olvidamos las escuetas instrucciones del puré instantáneo?

no solo estar vivo


No solo aguantar, no solo estar vivo, a medias vivo.
Escribir desnudo de papeles, tirarlos al incinerador del ayer y hacer un bollo con las frases hechas de los publicistas que manchan el paisaje urbano.
Comerse el flan antes del postre, escribir con la toalla en la cabeza, desprender el runrún del aire y si hace calor sentirlo, y si llega una ola de tristeza beberla y quedarse ahí, hasta que nuestro estómago y nuestras vísceras la asimilen y vuelvan a querer caminar.
No solo estar vivo, a medias vivo, escribir desde los bares, o desde el recuerdo de los bares, desde el recuerdo de las medias rayadas que se caían en la segunda hora de clase, desde la felicidad del helado a venticinco pesetas, lo que fuimos que tan bien sabe esconderse entre las columnas del hoy.
No solo estar vivo, llamar a todo el mundo y no llamar a nadie, levantar las cortinas y tirar la toalla pero no al piso, creer en lo que somos aunque hoy no nos gustemos demasiado, saber que todo esta ahí, como siempre, esperando.
Dar gracias por un año más o un año menos, según quien mira la carta.
No solo estar vivo, agarrar la guitarra, pegarle a la bolsa, reírse sin parar de lo que más nos guste, gastar lo previsto, mantener la cordura en medio del silencio de nosotros mismos.
No solo estar vivo, dejar que las lágrimas nos broten, escribir la palabra sinceridad, la palabra Dios, la palabra madre, la palabra amigo. Creer en ellas como las plantas creen en el agua que día tras día una mano les da.
No solo estar vivo, vivo a medias, vivo por algo, festejar no hacer nada, tan solo estar.
Ser conscientes del agridulce ulular de esa sirena que no nos corresponde, solo saber que para la máquina no es tan fácil parar, detenerse, simplemente acabar. Escuchar los latidos que dimos, que ya nos perdimos, porque otros vendrán.
No solo estar vivo o simplemente estar.