Aunque no la se, ella es tardía, sincera, sola, a medias, acompañada, dulce rehén
inexplicable.
Ella es inagotable, intransferible, caprichosa, vaga, amable con la desdicha ajena
por falta de propia.
Hablo de una felicidad, de la mía, de una ráfaga buscada, perdida, de una sensación no descrita por tristes autores.
Felicidad, etimología misteriosa, algo que roza las aceras por donde camino, algo que si
se piensa demasiado ya no esta.
Me siento a escribirla y se levanta y me rodea y me mira de soslayo y me comprende
como yo a ella no.
Felicidad que se va a jugar con las plantas del balcón, que sube, que baja por las
escaleras, que se desacostumbra de mi apenas yo me acostumbro a ella.
Que se ríe de la solemnidad de los médicos, que chapotea en el agua y se zambulle en mi imaginación.
Mi felicidad, una felicidad, destino y estación de un color ámbar irreconocible.
3 comentarios:
Aun , creo en una "casi felicidad"
tu felicidad es tan parecida a la mia...
Como Ada, creo en una "casi felicidad" pero me niego a quererla
SAn
tu felicidad es tan parecida a la mia...
Como Ada, creo en una "casi felicidad" pero me niego a quererla
SAn
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