La palabra es la llave, el martillo y la condena.
La palabra nos quema o nos refresca como la más suave de las cremas.
Con ella intentamos abarcarlo todo, buscando entender los aparentes y últimos motivos de los primeros y últimos hombres.
Vamos leves como barcos pero el mar es más de acentos que de olas y los remos que nos mueven estan hechos más de sueños que de otra cosa.
Somos cuerpos, vasijas de músculos, tendones y huesos, pero ella, la palabra, es lo que permanece, lo que nos nombra, lo que nos salva o no del olvido.
Una frase puede salvar o hacer estallar una guerra. Por eso, la palabra, puede pesar más que mil ejercitos, más que mil tanques. Y eso que aparenta ser leve, casi indefensa, apenas detenida en el borde de la hoja.
Así que nuevo siglo, gran pantalla, vieja guerra, ¿quien te guía, quien te llora, quien te eleva?
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1 comentario:
parece que escribieras conciente de mi vida. Por estos días mis palabras son mi condena en los hechos que no cometí.
Sera que es lo que es y lo que otros quieren que sea
que tiene ese poder y esa debilidad
De los que la enarbolan como bandera de causas para las que no fué creada, está indfensa
y corre a meterse en batallas para las que no fué escrita
aunque ella es también su propia salvación
por la palabra se mata y se muere
por ella nacen odios y amores
se crea y se destruye
se hace tanto bien, y también tanto mal se puede hacer con ella
quien pudiera dominarla y guiarla siempre hacia la paz
quien pudiera librarla de las malas interpretaciones
cuánto daño se evitaría con lograr solo eso
quisiera saber cuál es la llave y enfrentar el martillo sin miedo y aceptar la condena, que no puede ser otra que la mas dulce si es la llave que deseo
La palabra es la llave, el martillo y la condena
(te dejo mis palabras y tomo prestadas estas tuyas)
Beso Josefo
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