La charla, luego del dulce reparto de la torta, giraba en torno a irse o no a vivir a Europa.
Alguien hizo el clásico chiste: "Si la cosa sigue así, no va a quedar nadie en el país".
Yo me levante, un poco cansado del tema, y me metí en la cocina buscando otra charla y algo para picar.
La madre del cumpleañero, con la veteranía en sus manos, lavaba los platos.
Me apoye en la amplia mesada de mármol y le pregunté al pasar si en su época era lo mismo, si la gente se quería ir.
Ella me respondió: "Sí. Los domingos la gente siempre se quiere ir temprano".
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1 comentario:
quiero leer tus letras ...
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