Escucho una melosa - de miel, no melodiosa- canción en la radio. Para mi es solo una voz, la de un cantante que desconozco.
No es un bolero, no es un rock, no es un reggae, pero comparte con dichos estilos algo: la mayoría de sus canciones tratan, hablan, transitan, un amor o un desamor.
Pienso en una chica que escucha en otra habitación la misma canción. Ella si reconoce esa voz.
El día esperado -por ella- llega y el cantante, después del concierto, elige a la chica imaginada para conocerla. O mejor dicho, para dejarse conocer.
Luego de un "rato" (medida de tiempo relativa que puede estirarse de diez a sesenta minutos) la chica sale del camerino acomodandose la ropa y todo vuelve a la normalidad.
Al cantante-guapo-famoso no se le exige que cumpla con lo que expresan sus letras, que sus actos vistan elegantemente las palabras dichas sobre el escenario.
El tiempo pasa, la chica crece y la canción y el cantante se olvidan.
Pero, si te toca en un futuro ser novio de la chica, guay con hablarle de amor y luego no cumplir con sus preceptos.
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2 comentarios:
Excelente Jose! Y sí. Guay de no cumplir con sus preceptos! abrazo
chicos .... es que la chica sabe que esperar de un cantante en su camerino y que de un amor ...
asi que si, guay de no cumplir con sus preceptos!
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