Es esa bolsa en medio de los dos. Su enorme peso.
Camino rápido y paso junto a ellos.
No se hablan. En ese instante, lo que más parecen compartir es el peso de esa bolsa.
Un péndulo que los une gravitalmente.
¿Por qué no habrán elegido repartir el peso -era más lógico- en dos bolsas?
Eligieron llevar el peso juntos y en silencio. Como se lleva un dolor, como dos deudos de alguna pena pasada o futura, venida o por volver.
¿Pena sin gloria? ¿O con la gloria humilde de la cotidianeidad, escrita con letras de sopas, arroces, latas de atún y vaya a saber uno más que?
1 comentario:
jose, que lindo esto.
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