Todos tuvimos, al mismo tiempo, las mismas horas. Algunas las pasamos acostados, otras de pie, otras soñando, algunas besando.
Pero todos tuvimos las mismas horas.
Escribiendo, pintando, abajo o arriba del escenario, sobrios, tristes, adversos, cansados, mintiendonos tal vez.
Las mismas servilletas en distintas mesa donde escribir o pensar o dejar la birome en el borde y mirar al que tenemos en frente.
Deseos parecidos que rebotan en satélites que no vemos y bajan en forma de canción, de cuadro, de objeto, de texto o de nada.
O se quedan allí, colgados, como esperando, hasta que alguien hace suya la canción y la vuelve a bajar.
Aquello de que como la música, nada nos pertenece.
Pero todo a la vez parece tan nuestro...viste? Como el agua de un río cercano que nuestras manos quisieran retener. Pero no. El agua vuelve inexorablemente a su intima y húmeda libertad.
¿Y nosotros? ¿Que hay de esas gotas de tiempo que nos toca vivir? Queremos tirarnos al río, volver a salir, mirar el cielo y bebernos el agua. Pero la corriente nos lleva y nos lleva.
Intimamente sabemos que hoy si pero mañana no.
Archivo del blog
- noviembre 2009 (1)
- enero 2010 (5)
- febrero 2010 (4)
- marzo 2010 (16)
- abril 2010 (1)
- mayo 2010 (39)
- octubre 2010 (7)
- noviembre 2010 (18)
- enero 2011 (3)
- febrero 2011 (5)
- abril 2011 (1)
- mayo 2011 (1)
- julio 2011 (1)
- agosto 2011 (2)
- septiembre 2011 (3)
- noviembre 2011 (1)
- diciembre 2011 (14)
- enero 2012 (4)
- marzo 2012 (5)
- abril 2012 (1)
- junio 2012 (1)
- julio 2012 (4)
- agosto 2012 (1)
- septiembre 2012 (2)
- diciembre 2012 (2)
- septiembre 2013 (1)
- octubre 2013 (5)
- octubre 2014 (2)
- febrero 2015 (2)
- marzo 2015 (26)
- abril 2015 (13)
- mayo 2015 (2)
- octubre 2015 (1)
- febrero 2016 (1)
- abril 2019 (2)
- agosto 2020 (2)
No hay comentarios:
Publicar un comentario