Es fácil. Antiguamente la gente, sobre todo los hombres, llegaba tarde del trabajo, cansados, con pocas ganas de charla. Si sonaba el teléfono era para atender cortito, no para hacer visitas telefónicas. En la cocina esperaba la cena, en el respaldo de la silla la ropa fatigada del día.
Hoy la cosa ha cambiado, pero en un punto no mucho.
Hoy llega la mujer cansada del trabajo, tarde, con la piel opaca de un día entero de oficina y ciudad. O llega la mujer con una sonrisa todavía. Pero también, todavía, hay que ver que se cena, poner el lavarropas, sacarse el make up, etc
Hoy esa mujer no tiene tiempo para colgarse a hablar. Aunque hoy hablar signifique, en la mayoría de los casos, habl@r. Hablar por el facebook o por algún otro de los sistemas "fast-food comunication".
Algo cambio, pero...perdón, se quema lo que debería ser la cena.
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