21.5.10

Tarde para ser dos.

Como dos jóvenes fantasmas, alejados de las prisas del hoy, vos y yo, gozando de los buenos aires que exhalan las esquinas de Humberto Primo y Defensa.

Embargados de una cierta emoción compartida, viciados de vueltas de café con leche con "baybiscuits", los ojos dorados de resplandeceres y exilios.

Mirando las veredas gastadas por un viejo sol, por una historia que sin querer pasó. Agradecidos adoquines del euro que vuelve y el aceite hirviendo que los corrió.

Viendo pasar como quien mira mirar, yeguas noruegas que harían revivir a Divito y sonrojar a las chicas que tan bien pintó.

Y farolas que titilan de ámbar el sueño de la argentina que nuestra abuela nos contó.

Y esa eternidad pasajera de la plaza de Dorrego, cinco y cinco en el elegante Antonio de reloj.

No hay comentarios: