21.5.10

Perfume de minúsculas.


¿Y si de repente nos diéramos cuenta que lo que creíamos era el mundo  solo era una idea?

Y que ni trepando cien barcos, ni abordando mil mujeres y sus veredas, que no, que nunca ibas a ser más que vos o cualquiera.

Hoy me dí cuenta bailando solo, sacándome la ruina de encima, montando y desmontando este pobre cine de feria que muestra mi cara cada día.

Que yo todavía era yo, que aquello que quise y sufrí, pelear como Flynn, la mueca de Dean, las letras de Bioy, la pinta de Sting, que todas las piernas y los pies, que todo aquello que descansa en la cama de otros, los besos que besan los ojos violetas de Liz y toda esa incertidumbre casera que disfrutan otros.
Que todo eso no sería mío hasta que lo escriba y a pesar que lo escriba.

Esa interminable serie de fotos donde es otro el que ríe, esas diapositivas de los años setenta en color sobre la alfombra gastada del siglo veinte.

La araña apagada y las paredes cartón pintado del living blanco del star system porteño, osos de peluche que hoy parecen cuentos de terror, barcos hundidos que ya no quieren zarpar, músculos dormidos sobre bocas agridulces selladas por el mar.

¿Y si todo eso fuese más que nosotros?

Hablo del canto del pájaro hasta morir, de lo que descorchamos y ahora es recuerdo, de todo lo que esta noche no esta durmiendo ni conmigo ni con vos. Hablo de lo que nada pesa aunque hagas castillos de tus senos en el aire, aunque cosquillees con tu pelo a la hija de la brisa.

¿Como podemos tomarnos todo de un solo trago, atragantarnos los dos con lo que tanto quisimos en silencio?

Hablo de lo que gime en la garganta de otro dueño, de la luz de los bares que no duermo, del amor desenfocado que mintió el buen actor que no fuimos, ¿como ser todo aquello?

"Vení, vamos a trepar a la cama más ancha del mundo, vamos a dormir sin sueño, vamos a lanzar la risa a volar como acróbatas de santa fé y pueyrredón"- me decías en el sueño donde si eras mía.

Vamos a olvidarnos de todo lo que no y a deslizarnos por un si eterno. Vamos a nadar como los perros, a subirnos en trenes de invierno, a tomar café con el padre que no fue, con el hijo que todos esperan.
Y que no sea el sol de oro, y que todo entre en un poema, y que pueda comprar una tarde de tu pelo.

Y dejemos de pagar cuentas de otros con billetes propios. Y pidamos aquello que sabe a inalcanzable. 

Y sino quedémonos con nosotros, si, con nosotros, que hasta hoy fuimos el sueño del mundo y el mundo fue un sueño para los dos.

                                                                                                  




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