5.10.10

hoy me levante con ganas de escribirme




Siento en mi cuerpo la frescura de esta mañana dominical. Escribo desde un escritorio que no es el mio y esa distancia entre mi verdadero escritorio y yo, tal vez facilitan la escritura.

Mientras los perros ladran sin parar, encerrados, escondidos, tapiados, pienso donde estara esperando la libertad del hombre.
Ellos serian tan felices sueltos, bajo el sol, oliendose tranquilamente unos a otros, trotando por el mundo sin la soga invisible del amo.
Ladridos y espuma, silencio y  profundidad. El ruido que no cesa y no deja pensar. La inmensidad genética que nos corre por la sangre.


Estos dias estuve pensando bastante en este invento que tiene apenas algo mas de una decada de uso masivo. Me acuerdo de las primeras y lentas conexiones, con un ruido a fax, de fines de los 90. Pasaron diez años, un suspiro en la historia de la humanidad y hoy, este invento, llmado internet, parece ser algo indispensable en la vida de hombres y mujeres.
Cual sera su exito? Internet permite una rápida, casi instantanea, transferencia de datos. En realidad nacio con ese objetivo. Unos científicos inventaron una red para poder  comunicarse datos tecnicos con la ayuda de las computadoras.
Hoy siguen siendo datos lo que se transfieren, pero al parecer para alguna gente estos datos son sangre, aire, carne, calor, elementos sin los cuales esa persona no puede vivir su dia a dia.
Tambien es verdad lo que decía alguien, aquello de que la primera necesidad de los necesitados del mundo no es pan, sino comunicación.

Pero que clase de comunicación? Y que hay de la comunicacion con uno mismo? Pienso en el ruido de las olas, en su atrayente espuma y pienso en el mar, al fondo, aparentemente calmo, chato, pero lleno de una vida, de una intensidad, que solo aguarda nuestra inmersión en él.

Salgo al balcón, tomo un poco de sol y vuelvo a sentarme aca mientras todo vuelve a sus mismos fueros. La señora sacando a pasear a su perro, el otro encerrado ladrando la libertad ajena, cientos de raíces negras floreciendo tozudas en rubias cabelleras. Y yo siempre extranjero.

El mundo sigue su movimiento mientras nosotros permanecemos en el nuestro. Ajenos en un continuo ir y venir. Volviendo al tema de internet, al parecer este invento es la entrada y gran parte del interior de la casa, de la plaza, del bar, del lugar donde comunicarse, encontrarse, reirse, conocer y tratar con otros.
Pero que será lo que deslumbre a las generaciones futuras? O no habrá nada y la alienación y estandarización avance tanto que ya no se distingan paises, razas, edades y credos.

Por suerte todavia quedan  los libros y la memoria de los hombres.

Esta semana estuve moviendome mucho por la ciudad en subtes, trenes y colectivos. Una ciudad que segun mi amigo Pedro, -él ahora vive en Basilea, Suiza- tiene una vitalidad caotica, pero vitalidad al fin.
Pedro dice que los países podrían definirse por el modo en que frenan, doblan, abren y cierran las puertas sus medios de transporte. Haciendo un gesto lento y acompasado con sus manos junto con un suave soplido, Pedro me ejemplificaba el modo en que se cierran las puertas del tren de Basilea. Aca ya sabemos como frenan, doblan, abren y cierran sus puertas los colectivos. Aunque todo cambia, y a veces para bien.
Yo viví lo que era tomarse un colectivo en los años 80. Como los choferes apenas frenaban en las paradas, para que la gente saltara por la puerta de atrás y otros se trepasen por adelante al estribo, haciendo equilibrio entre la vida y el asfalto.
Como la gente alta como yo tenia que doblar el cuello para no chocarse con el techo de los bondis.
O cuando uno tenia un billete, supongamos de 5 australes y el billete salia 90 centavos, el chofer te decia que lo esperases, que despues te daba el cambio y  pasaba que la marea humana te iba llevando hacia el fondo y finalmente el cambio se lo llevaba el viento.
Asi que, como decia alguien, el mundo a pesar de todo evoluciona.

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