Un amigo músico me cuenta que a veces, a sus cuarenta y largos, se replantea el hecho de seguir o no trotando por el interior del país. Parecidos escenarios, monitores y público. Combis con asientos duros y el cuello que uno no sabe como ponerlo para descansar. La rutina de llegar e irse, sazonada por la vitalidad del rider y el stage. Hasta cuando? Cincuenta, sesenta años?
Sale a colación Mick Yagger. Mi amigo músico lo nombra pensando en un polo opuesto: traslados cómodos, bebidas isotónicas en su punto justo, equipos hiperprofesionalizados, la técnica a su favor...
Llamó a Mick, cuando nadie me ve y me cuenta: Estoy cansado de los aviones, no me banco más a Keith, tengo problemas de próstata, tengo que ir con una careta a tomar un café al bar de la esquina, me gustaría tener no veinte, sino cuarenta años menos...
Lo escucho a Mick y en una pausa le lanzo: Te pasa a veces que te gustaría ser otro? Mick hace un silencio y dice escuetamente: Yeah...
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