Cada vez que abro el recuerdo,
ese frasco de aire dulce porque todo ya pasó,
esa vida me suena tan lenta..!
ese breve capítulo para viejos descontentos.
Estaba atrapado y contento en tu colchón,
como un gato que comprende todo con un centímetro de razón.
Tratando de matar el tiempo hasta que una sombra nos mató.
Una manta que venía de la nada, un mar partido que a los dos nos partió.
¿Quién podía saber que esa sería nuestra última noche de amor?
Y me quedé con todo lo que vi antes de verte a vos,
me quedé con el verso anterior, antes que tan solo fuéramos sexo.
Tenía que bajar, y como los japoneses, preferí dejarte durmiendo con tu verdad.
Eramos como dos ríos, uno volviendo y otro yendo a su mar.
"¿Por que no volves a lavar -te dije en mi recuerdo- las sabanas rasgadas que ya huelen a soledad?"
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