22.7.12

Abrazar el cajón en vez de abrazar al vivo (Las ventajas de la amistad post mortem)

La noticia o el suelto, en algún diario matutino, que anuncia la muerte de algún personaje público suele estar acompañada de una lista de nombres que adhieren al trágico suceso. 


Amigos y conocidos del mismo, del "que se fue de gira", que uno imagina compungidos, tristes y hasta con algún lagrimón piantado.


Luego vendrá el velorio, el entierro, el pésame de los íntimos y toda esa parafernalia post mortem que el finado en cuestión no puede agradecer ni disfrutar. 
"Gracias por venir, él estaría contento de verte", suele repetir la viuda tras el negro velo.

Pero yo me pregunto por la validez de algunas de esas amistades. No se si les sucederá pero a mi me pasa que muchas de mis amistades, finalmente, tenían fecha de vencimiento.
Y sin duda, la vida es larga. Lo lógico es que los dedos de la mano empiecen a sobrar para contar a los verdaderos amigos.

"¿Hace cuanto que no pasabamos a saludarlo?" -se preguntará en silencio, con la mirada hacia el pasto bien cortado del cementerio, el más sincero de ellos. 
Para algunos, puede ser más fácil, acercarse, llorar la perdida y a escondidas, la carta. 
En definitiva, como reza el título, abrazar el cajón en vez de abrazar al vivo. 


Las ventajas, de esta amistad post mortem, pueden ser varias, además de la mencionada. 


Nadie lleva la cuenta de una sincera amistad, de los llamados "para ver como andabas" un domingo a la tarde, de cuantos años pasaron de esa entrañable "cena entre amigos".


Después vendrán, en ese instante de verdadera tristeza para algunos, las clásicas lamentaciones de los que deambulan por las cuartas y quintas filas del entierro. Frases susurradas, coro agridulce y  uniforme de los vivos: "que ganas de darte un abrazo, varón...el último abrazo, amigo...que ganas de decirte cuanto te quería, de tomarnos algo en aquel bar".


Pienso que si el finado, el llorado finado, podría levantar una vez más la cabeza, les diría a algunos de esos supuestos amigos, sobre todo a aquellos que aparecen repetidamente en las listas póstumas de los diarios: ¿Chicos, todo bien, pero...¿porque no me vinieron a ver antes?"

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